miércoles, 17 de junio de 2015

TULIPANES PARA RAQUEL VI




El inspector de policía revisó algunas, de las cientos de fotos, que había en la caja que dejaron en la puerta. En todas Raquel realizaba sus actividades diarias. La más inquietante era aquella donde aparecía durmiendo en su cama. El inspector intentó disimular su gesto de preocupación cuando la vio.
Raquel tenía la sensación de estar observándolo todo fuera de su cuerpo. Aquella no era ella ¿cómo iba a sucederle algo tan horrible? “Estas cosas nunca te pasan a ti”- pensó- “siempre a los demás”. Quizás sea una pesadilla ¡sí! “Ahora me despertaré y reiré de todo”- casi musitó.
-      ¿Estás usted bien?- preguntó el inspector sorprendido al verla sonreír.
Se sobresaltó. Suficiente para volver a la cruel realidad.
-      Sí…- respondió no muy convencida.
Pietro no le soltaba la mano.
-      ¿Se ve usted con fuerzas para darme la descripción del desconocido que le habló en la calle?- volvió a preguntar el inspector con un tono muy amable.
El inspector Pizarro se estaba comportando de manera muy tierna con Raquel. No era una actitud normal suya, pero aquellos enormes ojos asustados le habían llegado al corazón. Ella, a pesar de estar sometida a un gran estrés, se había dado cuenta. Aquel hombre alto, corpulento, cincuentañero y con un cierto aire a Marcelo Mastroianni, le  hizo un poco más agradable su visita a comisaría.
-      Puedo hacerlo- casi exclamó Raquel finalmente.
Esbozó una nueva y leve sonrisa, que se congeló, cuando vio al hombre siniestro, que le preguntó por la calle del pez, vestido de policía…

sábado, 6 de junio de 2015

Tulipanes para Raquel V



La taza humeante temblaba entre sus manos. Le costaba un mundo acercársela a los labios y beber un sorbo. Pietro la miraba muy preocupado. Jugueteaba sin parar con su pulsera marrón de cuero mientras dudaba si llamar o no a un médico.


_Estoy bien- acertó a decir Raquel- es solo que necesito pensar…
-Senti cara, en realidad es mejor que descanses- respondió quitándole la taza de entre las manos, estaba a punto de derramar el té.
-¿Descansar?- dijo mirándole aterrada- Tengo mucho miedo…me siento demasiado confusa como para poder descansar… ¿hay en mi vida un acosador? ¡Cómo ha podido ocurrir esto!
Pietro la abrazó fuerte, ella dejó caer su cabeza en el pecho de él buscando cobijo, protección…una vez más igual que una niña pequeña. De pronto llamaron a la puerta., ella se sobresaltó y él la abrazó aún más fuerte.
-Dai, tranquila – le susurró- será una venditore, non apriamo…sono con te, tranquilla.
Pero volvieron a llamar con cierta insistencia.
-      Voy a abrir- dijo Raquel tras desenredarse del cuerpo de Pietro.
-      - No- la detuvo- no te muevas, faccio Io…
Cuando Pietro abrió no se encontró a nadie al otro lado de la puerta. Quiso ir hacia la escalera, pero tropezó con una caja que casi le hizo caer. Alguien la había dejado en el suelo. La abrió.
-      ¿Qué pasa?- preguntó Raquel inquieta.
Pietro no supo que decir.