El inspector Pizarro vio como el rostro de Raquel palidecía
de repente. No le dio tiempo a preguntar la razón.
-¡Me encuentro mal, me encuentro mal!-
comenzó a gritar Raquel, echándose las manos a la cara y sin dejar de temblar.
Entre Pietro y Pizarro la agarraron en
volandas para meterla en uno de los despachos vacíos de la comisaría. La
tumbaron en la mesa para poder colocarle las piernas en alto, segundos antes
habían notado como se desvanecía definitivamente. Pizarro le mojaba el rostro
con la mano, de una manera delicada. Pudo fijarse más de cerca en las facciones
de Raquel. Dulces y armoniosas. El cabello ondulado, abundante, cobrizo
luminoso. Todo le parecía hermoso en aquella pequeña mujer asustada.
Raquel volvía poco a poco en si.
- Es un policía…- susurró cuando pudo hablar.
- ¿Qué dices?- le preguntó Pietro mientras
ayudaba a que se incorporase, muy lentamente.
- ¿Policía?- repitió asombrado Pizarro mientras se
secaba las manos con un pañuelo- ¿Cómo lo sabe?
- Porque acabo de verlo aquí mismo-respondió
mirándole con cierta rabia, Pizarro sintió que le estallaba el corazón. Los
enormes ojos de Raquel, llenos de ira, le parecieron dos planetas en plena
colisión. Una belleza.
- Eso no puede ser- acertó a decir el comisario cuando
recobró el aliento- Le exijo que hagamos ese retrato robot que habíamos
mencionado antes de su desmayo, lo que está sugiriendo es muy grave.
- ¡Muy grave!- gritó a punto del llanto
Pizarro deseaba poder consolarla, pero fue Pietro quién la
abrazó. El inspector comenzó a sentir una fuerte antipatía hacia aquel italiano
tocón.
Toc- toc…llamaron a la puerta. Un rostro siniestro se asomó asustándoles
a todos…
¡Ay, ay, ay! Ese Pizarro enamoriscado de Raquel. Ese Pietro atento a cualquier pequeño detalle y ese ser siniestro... ¡Deseando saber cómo continúa la historia!
ResponderEliminarBesos a Fellini en los bigotes.
Que extraña la actitud de Pizarro...cuanto tiempo podrá aguantar Raquel ésta situación tan desesperante?el tipo está ahí mismo...Un abrazo!
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